El Área de Diseño de la Corporación Santo Tomás, con sus carreras de la Universidad Santo Tomás e Instituto Profesional Santo Tomás con el propósito de mantenerse unida y desarrollar criterios académicos comunes en todas las sedes a nivel nacional, desarrolla “Talleres en línea”, en esta la ocasión del Bicentenario se asume un proyecto editorial, para ello cada sede realiza un rescate de su entorno ferroviario creando con ello un documento editorial, los que se sumaran en la constitución de un “Libro objeto” como un homenaje a la silenciosa historia cotidiana de nuestro país.

El tema que se propone desarrollar es el Ferrocarril, es innegable la importancia que tuvo el ferrocarril en el desarrollo y progreso de nuestro país, ese rudimento mecánico alzando las banderas del progreso y la modernidad fue rompiendo nuestra cotidianeidad aún colonial de mediados del siglo XVIII, logro de verdaderas epopeyas ingenieriles, que mantuvo boquiabiertos a ciudadanos, campesinos, paisanos y provincianos durante casi un siglo y medio, convirtiéndose en la revelación monstruosa que anunció la llegada de la modernidad.

martes, 26 de octubre de 2010

VESTIGIOS DEL AYER / ESTACIÓN SAN FRANCISCO DE MOSTAZAL



ROMINA TORRES / SANTIAGO / SEC. 02
La estación San Francisco de Mostazal fue visiblemente afectada por el terremoto recién pasado. El diseño está basado en este hecho, el terremoto en la estación y cómo ha deteriorado su arquitectura; para ello, el concepto se ha trasladado como criterio de diseño en el tratamiento tipográfico.
Acompaña al tratamiento tipográfico el uso de imágenes fotográficas que juegan en el mismo concepto, han sido manejadas para redundar en la idea del derrumbe y el deterioro. El criterio cromático está basado en los colores que distinguen la arquitectura de esta estación, predominando el color “mostaza” y blanco.

1 comentario:

  1. Ricardo Pérez, Profesor UST Santiago.27 de octubre de 2010, 6:22

    ¡Aló! Romina, van comentarios, la primera impresión que tuve al ver tu propuesta fue que algo no andaba en la composición, parecía ser el vacio, se veía demasiado aireado, incompleto, pero quite "imaginariamente" el texto y las viñetas, luego me di cuenta que la composición de la imagen esta muy bien, es sutil, pero hay un juego con el espacio entre esta arquitectura que se asoma a una suerte de miradas extraviadas, cuestión que se consolida en las paginas 1 y 3 (la pagina 2 es la más débil, en esa perspectiva y la 4 es la más convencional), me queda claro que tu diseño comenzó por resolver la imagen, no me extraña viniendo del “taller de la imagen”, luego poner el texto, a mi parecer fue cuando comenzaron los problemas, al parecer estas intuyendo donde se ven mejor, como en la feria cuando en la balanza se quiere llegar al peso exacto, le ponen una papa más grande o una más chica, hasta que te lo dan con “yapa”.
    Vamos por página:
    En la 1: La viñeta no es, definitivamente hay que hacer algo con esa viñeta, incluso sacarla, el bloque de texto es indiferente a la sutileza del asomo y la mirada extraviada, es un bloque texto regañando al viento por lo ocurrido y distraído del equilibrio, ¿probaste un layout para dar estructura? Quizá una columna de 6 centímetros en cuerpo 9, hasta 8 justificada a ambos lados y centrada en el vacio, como un lienzo, destacando la palabra terremoto, como titulo, te sugiero buscar opciones, pero estructurando la composición.
    En la 2: Hay un abuso del juego tipográfico, desde mi perspectiva no se debe abusar de la tipografía, para aumentar la connotación los “guiños” funcionan, por ejemplo la textura o definitivamente crear una tipografía para el titulo, como un logo, te sugiero sutileza en tus juegos tipográficos.
    En la 3 y la 4: Se ven bien sin la viñeta, el texto mejor, pero aún hay abuso, quizá aumentar el relato del texto para que la columna habrá espacio a lo editorial y desaparezca el fantasma de afiche, además creo que soportarían algunos pequeños recuadros de imágenes, por ejemplo con detalles ya sea funcionales o poéticos, de ese modo quedaras definitivamente en el terreno editorial.
    Saludos.
    Ricardo Pérez

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