En un principio los ferrocarriles siempre estuvieron al servicio de las personas, los pasajeros que viajaban de un punto a otro y la carga para mover los negocios del país. La agricultura, la minería y la industria forestal siempre fueron grandes negocios que movían el transporte de carga desde los inicios del ferrocarril en 1851.
La infraestructura es elemental en la en toda instalación ferroviaria. En ella son guardadas las mercancías, reparados los equipos, reparadas las locomotoras y todo lo que rodea a un complejo y gran sistema ferroviario como maestranzas, talleres, túneles, terraplenes, etc.
Lamentablemente, hoy las grandes instalaciones ferroviarias se encuentran es decaimiento y solo muestran un pasado ferroviario glorioso que hoy ya no existe. La via ferroviaria es algo inherente al ferrocarril y hoy pueden verse modernas rutas ferroviarias principalmente desde Santiago a Chillán, aunque Chile en su época de oro del ferrocarril contó con un enorme sistema ferroviario con vías hasta en el mas insignificante pueblo.
La maestranza de Barón (la primera que hubo en Chile y la más importante de la quinta región,) albergó en su época de oro grandes terrenos en las costas de Valparaíso, a los pies del cerro Barón. En ella se hicieron innumerables reparaciones y reconstrucciones de locomotoras. El decaimiento de la actividad ferroviaria en los años 70 hizo que la maestranza quedara sobredimensionada para las necesidades actuales. Grandes terrenos de la maestranza fueron quitados para construcción de nuevas calles y carreteras en Valparaíso. La original casa de máquinas de la maestranza de Barón contaba con una “torre del reloj”, la casa de las máquinas y sus estructuras aledañas originales fueron demolidas pero la torre aun se mantiene en la actualidad.
La torre del reloj de Barón
El torreón de la estación Barón de Valparaíso, que fue declarado monumento histórico el 24 de octubre de 1972, es ya un hito urbano; su solidez, altura y emplazamiento, al comienzo de la avenida España, le hacen fácilmente ubicable y altamente útil como punto de referencia. Esta torre es la única parte que aun existe de una de las alas de los edificios que tuvo primitivamente la estación de ferrocarril entre Santiago y Valparaíso. Dicha estación, al igual que hoy, estaba ubicaba en el barrio denominado “ el almendral” y fue una obra que sirvió de incentivo a los habitantes de Valparaíso para ocupar este sector.
El reloj, de fabricación inglesa conserva su maquinaria original, aunque algunas de sus piezas han debido ser cambiadas. El péndulo pesa 10 kilos y la cuerda permite el funcionamiento del reloj durante una semana. Desde su baranda se pueden observar los movimientos de los ferrocarriles, la torre tiene muros de cal y ladrillo y un techo de tejas coronado por una veleta El reloj fabricado en Inglaterra posee solamente tres caras. Antiguamente, cuando fue inaugurado a mediados del siglo XIX, el reloj poseía una torrecilla con un carillón en la cúspide de la torre, pero lamentablemente hoy ya no existe. Antiguamente, el reloj marcaba la salida y llegada de los trenes y era el punto de referencia de la estación terminal de los ferrocarriles en una época cuando el tren pertenecía a la vida cultural y social del país. Esta torre se encuentra en la actualidad un poco perdida en medio del tráfico. Sin embargo, vale la pena observar su arquitectura, considerando que es copia de la torre del reloj que existe en la estación King Cross de Londres, construida en 1852.
Este monumento histórico se encuentra muy bien conservado, tanto la Municipalidad de Valparaíso y el Metro Regional de Valparaíso, realizaron una labor conjunta de reparación y restauración. Se tuvo cuidado de dejar el ladrillo a la vista, convertir las zonas que lo circundan en áreas verdes e instalar iluminación especial en el sector para destacar su presencia.
Hoy en la actualidad Este lugar ubicado a un costado del Paseo está en completo abandono, nadie cuida y se ha convertido en un espacio para los artistas callejeros, como un gran ejemplo tenemos a los grafiteros, los cuales han convertido el lugar llenando de colores.
El lugar se encuentra abandonado, al entrar el miedo que se siente es enorme, atrás quedan los largos trayectos de un lugar a otro, el hermoso paisaje, y ruido de las vías y todo lo que una vez fue lo que llamamos tren, hoy solo hay un abandono , un descuido , de todo lo que alguna vez fue nuestro medio de trasporte.
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