El Área de Diseño de la Corporación Santo Tomás, con sus carreras de la Universidad Santo Tomás e Instituto Profesional Santo Tomás con el propósito de mantenerse unida y desarrollar criterios académicos comunes en todas las sedes a nivel nacional, desarrolla “Talleres en línea”, en esta la ocasión del Bicentenario se asume un proyecto editorial, para ello cada sede realiza un rescate de su entorno ferroviario creando con ello un documento editorial, los que se sumaran en la constitución de un “Libro objeto” como un homenaje a la silenciosa historia cotidiana de nuestro país.

El tema que se propone desarrollar es el Ferrocarril, es innegable la importancia que tuvo el ferrocarril en el desarrollo y progreso de nuestro país, ese rudimento mecánico alzando las banderas del progreso y la modernidad fue rompiendo nuestra cotidianeidad aún colonial de mediados del siglo XVIII, logro de verdaderas epopeyas ingenieriles, que mantuvo boquiabiertos a ciudadanos, campesinos, paisanos y provincianos durante casi un siglo y medio, convirtiéndose en la revelación monstruosa que anunció la llegada de la modernidad.

miércoles, 6 de octubre de 2010

“La Tragedia de la Plaza Colón” Daniela Peña Rojas. Antofagasta




Antecedentes
Los conflictos laborales en las zonas salitreras (I y II región) se acentuaron entre 1906 y 1907. La causa no solo es de raíz económica, alta tasa de inflación, sino también social, la mayor madurez que alcanzo el sector obrero en esa época. Ha nacido una organización más combativa: las Mancomunales Obreras y, también, han surgido líderes carismáticos como Gregorio Trincado, Luis Emilio Recabarren, Alejandro Escobar y Carballo entre otros.

En el puerto de Antofagasta se había constituido en 1903 la Combinación Mancomunal de Obreros. Agrupaba a los gremios de lancheros, jornaleros de tierra y marítimos, carpinteros, mecánicos, herreros, caldereros y carpinteros de ribera. Su periódico, El Marítimo, publicó el 27 de junio de 1903 los fines de la agrupación: “Vincular el porvenir de los combinados y de las clases obreras en general, al bienestar económico, social e industrial”.

A fines de enero de 1906, el periódico “El Industrial” de Antofagasta, informo: “se acaba de iniciar un movimiento obrero encabezado por los operarios del Ferrocarril, para conseguir una jornada de ocho horas y una hora más de reposo para almorzar tranquilos” (30 de enero de 1906).

La primera petición estaba destinada al fracaso porque no existía legislación al respecto. La otra se derivaba al crecimiento que alcanzo la ciudad debido a la llegada de inmigrantes atraídos por el trabajo en las salitreras. Los arriendos de viviendas resultaban baratos en los sectores alejados del centro, de manera que acceder a las faenas demoraba más tiempo, puesto que el trabajo del Ferrocarril se ubicaba en pleno centro de la ciudad y el atraso era multado. Coincidía la petición con un proceso eleccionario para elegir diputados. Uno de los candidatos era Luis Emilio Recabarren, el partidario de las reformas sociales.

En la ciudad se constituyó un comité en apoyo a esta reivindicación, que envió una carta a los patrones. Casi todas las respuestas fueron positivas, aceptando la hora y media. Sólo hubo una excepción: la compañía inglesa que explotaba el ferrocarril de Antofagasta a Bolivia. El Marítimo informó: “La empresa del ferrocarril, con una obstinación rayana en la estupidez, se negó a conceder a sus operarios lo que éstos pedían, haciendo en cambio proposiciones bastante ridículas”. Las reuniones entre trabajadores y ejecutivos, resultaron inútiles. La empresa Ferroviaria se negó a conceder media hora para almorzar reposadamente.
A las siete de la mañana del día 13 se paralizaron las faenas, plegándose también al movimiento, los trabajadores del puerto, de la Fundación Ordchard y otras industrias, sumando más de cuatro mil personas.

Al mediodía, un desfile se desplazo por las calles centrales, provocando disturbios como el volcamiento de dos carros cargados con cerveza y en el patio del Ferrocarril, en forma de protesta, trabajadores volcaron una locomotora.

El Intendente decidió mantener el orden y prohibió la venta de licor, el uso de arma blanca y de fuego y el derecho a reunión con el fin de atemorizar a los huelguistas.

Paralelamente, se reunían en el Club de la Unión, personalidades del mundo comercial y empresarial intercambiando opiniones, decidieron formar una Guardia del Orden. Junto con comunicar este acuerdo con el Intendente, se le solicito que instruyera al Comandante del Batallón “La Esmeralda”, para que entregara armas a los cerca de 100 guardias rápidamente reclutados.

A las cinco de la tarde, los huelguistas comenzaron a llegar a la Plaza Colón, dos horas después dos mil personas se apretujaban cerca del kiosco de retretas, escuchando a sus líderes. Recabarren explicaba con vehemencia como los capitalistas explotaban a sus trabajadores.

En medio del acto se presento la Guardia del Orden. Los huelguistas rodearon a un grupo de ellos exclamando “¡abajo los futres!”. Como consecuencia, hicieron uso de sus armas, disparando a la masa humana. La gente huyo despavorida hacia la calle Washington y Balmaceda. Pero en esta calle estaba la marinería, que había traído el “Blanco Encalada” que creyó ser atacada, disparando contra las personas que huían de la plaza. “El tiroteo fue nutridísimo y duro tres minutos, al cabo de los cuales las autoridades pudieron darse cuenta de la horrible masacre” (El Industrial, 13 de febrero de 1906). En resumen, las cifras indican que 48 personas murieron, cifra que aun se discute y docenas de heridos que fueron trasladados al hospital. En la noche se procedió a levantar a los muertos e inmediatamente se los llevo al cementerio. En el registro civil no quedo constancia de los fallecidos y tampoco en el cementerio.

La tragedia no termino allí. Al día siguiente, un grupo de huelguistas cogió a Ricardo Rogers, perteneciente a la Guardia del Orden y le dieron muerte. Horas más tarde otros incendiaron la tienda “la Chupalla”, alcanzando fuego hasta el edificio donde se editaba el diario “El Industrial”. El Monseñor de ese entonces, Luis Silva Lezaeta intervino para evitar mayores desgracias y se reunió con los jefes del Ferrocarril Antofagasta Bolivia para buscar un arreglo a conflicto. Los empresarios estaban obcecados, especialmente cuando advirtieron que los trabajadores estaban atemorizados negándose a transar.

El día 15 de febrero, el gremio de calderos del ferrocarril retorno a sus faenas sin haber conseguido nada de lo que pedían. En el proceso electoral, Recabarren resulto electo diputado, pero en la Cámara sus opositores le impidieron asumir el cargo. Quedando todo como al comienzo.

Conclusión
Entre 1906 y 1907 hubo numerosos conflictos dentro de las regiones I y II. El conflicto que sucedió en la plaza de armas de nuestra ciudad, liderada por los trabajadores del Ferrocarril a los que se sumaron obreros del salitre, se transformo en una verdadera tragedia que significo un gran número de víctimas. Trabajadores que solo luchaban por una hora y media de colación que era lo normal en ese entonces en nuestro país.

Si bien es cierto, el Ferrocarril de nuestra ciudad hace un gran aporte a nuestra economía chilena y tiene un bueno desempeño social en la región, no se puede ignorar un acontecimiento como este. Pese a que no murieron tantos trabajadores como en la matanza de Santa María de Iquique.
Fue lamentable que las autoridades accedieran a la presión por parte de los ejecutivos y administradores del Ferrocarril Antofagasta Bolivia principalmente y que de un instante a otro, jóvenes estuviesen portando fusiles siendo parte de la Guardia del Orden para asesinar a personas.

En Antofagasta, el 1 de febrero de 1906, los operarios del Ferrocarril de Antofagasta a Bolivia presentan a su administrador una solicitud, pidiendo hora y media para almorzar, pues con una hora no alcanzaba a llegar a tiempo, motivo por el cual los multaban y castigaban abusivamente. La petición es rechazada, y dos días después se declaran en huelga; se les unen los obreros de la Compañía de Salitres (quienes solicitan un 20% de aumento de salarios); pronto solidariza la Mancomunal y se paran los portuarios y fábricas. Llega el crucero "Blanco Encalada", desembarca tropas con ametralladoras; se forman la guardia del orden a petición de empresarios del Ferrocarril, Puerto entre otros.

El martes 6 de febrero se lleva a efecto un mitin en la plaza Colón. La guardia de orden y la tropa disparan, quedando 48 muertos y una gran cantidad de heridos. El pueblo desesperado quema agencias, diarios y almacenes. La represión total dejó más de 100 muertos. Fue aprehendido Recabarren, candidato a diputado; se clausuró "La Vanguardia" y se apresó a su personal y al del periódico "El Marítimo". El hecho ocurrido por los trabajadores del ferrocarril se conoce como La Matanza de Plaza Colon.

1 comentario:

  1. En relación al acontecimiento sucedido en la Plaza Colón, un concepto que se puede rescatar es la Represión, ya que el acto comúnmente, desde el poder, en este caso de las autoridades ferroviarias y de la ciudad de Antofagasta para contener las actuaciones sociales de los trabajadores fue la de detener y castigar con violencia a las personas participes de la huelga.

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